jueves, 7 de abril de 2011


El Whiskey se mezcla con la barra, esperando una garganta quebrada que se deje quemar.
En la calle llueve, y solo algunos viejos lobos, embutidos en chubasqueros caminan bajo la oscuridad de la noche.
Las luces de neón alumbran los corazones solitarios, y las sombras de los callejones esconden a los amantes de la medianoche.
Ella espera una respuesta mirando el mar, una respuesta que hace días que no se deja ver por el puerto.
A lo lejos la tormenta se les echa encima, y el naufragio es inminente. Los marineros le rezan a la Virgen del Mar para que les proteja, y entre los últimos rezos, un hombre suplica por verla una última vez, pero ya es inútil.
De repente despierta en la orilla, y al levantar la mirada ve su pelo mecerse con el viento, el sol ha salido y los pájaros vuelven a cantar. Todo esta ahí, todo existe y sin embargo sabe que la ilusión ha muerto, que se esta perdiendo entre el océano profundo, y mientras se hunde sonrie una última vez.

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