domingo, 10 de octubre de 2010


Eres delegada de mi imaginación en tiempos de guerra.
La noche, perdidos entre los cristales del escaparate,
Y un viento corriente se cuela en el sabor de tu boca
Amargo como la tierra,
Dulce como la luna.


Un verso de tus ojos vino a mi diapasón.
Y así perdidos entre las sombras de la ciudad,
Empecé a escribir esta canción.

Los bares despertaban nuestros pies al ritmo del rompeolas,
“ojala aquella chica me mire al pasar”
Y mientras tocaba,
Me di cuenta de que su pelo fueron las cuerdas de mi guitarra,
Eras como un solo de rock and roll, en mi voz rota frente al micro.

Luego de regreso a casa, con la primera luz del alba,
El sol se llevó los sentimientos perdidos entre las sombras de la ciudad.
Y yo borracho mientras sacaba las llaves,
Me preguntaba si tu mala memoria,
Recordaría mi nombre.

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