lunes, 6 de diciembre de 2010




El reloj del mundo se ha detenido
En el instante más cobarde del avance del tiempo.
Y no se seguir adelante, sin llenar un vacío
De sentimientos, imaginación, desiertos.

Me camuflo por estas calles de ladrillos,
Buscando un poco de tinta para mi boli.
Por las paredes me arrastro, despegando tabiques.
Tirando abajo rascacielos, casas, edificios.

La ciudad esta llena de escombros,
De piedras usadas, de cielos azules.
Y con los materiales que me dan las nubes
Empiezo a construir, un nuevo mundo.

Para llenar la claridad que ciega mis ojos
Y ver la otra perspectiva del planeta.

1 comentario:

  1. "El tiempo y la distancia son sólo un rincón raquítico de vuestros cerebros"

    ResponderEliminar